Los besos no se gastan, Raquel Martos

Los besos no se gastanSin duda alguna hoy os traigo uno de los libros que ha supuesto una gran sorpresa para mí. Tenía Los besos no se gastan en mi poder prácticamente desde que salió a la venta y he ido posponiendo su lectura porque siempre encontraba otra opción más interesante. Con los primeros rayos de sol vi la oportunidad idónea para comenzarlo y ya no pude parar. En dos ratos, finiquitado.

Los besos no se gastan se presenta con una sinopsis que no le hace justicia al relato que finalmente encontraremos en el interior. Nos habla de una España algo diferente a la que conocemos, sin la posibilidad de conocer al instante lo que están haciendo nuestros compañeros, pero con la certeza de que podrás reunirte con tus amigos en el parque que está al cruzar la calle. Una España, la de los 70s, donde todavía se sueña con la posibilidad de ganar un mundial de fútbol, donde se aprende inglés traduciendo las canciones de los Beatles con el diccionario y en la que marcharse a vivir a otra ciudad es todo un verdadero reto, por lo que ni hablamos del extranjero. En ese contexto se sitúan Eva y Lucía, dos niñas muy diferentes que proceden de entornos muy dispares y que congenian desde el primer instante en el que sus miradas se cruzan. Porque si de algo no entienden los niños es de desigualdades y diferencias.

Raquel Martos nos brinda en su primera novela la posibilidad de conocer la vida de las dos protagonistas, situando el punto de partida en su infancia y siendo así testigos del maravilloso momento en el que comienza a forjarse una de esas amistades que duran toda la vida. La historia está narrada desde el punto de vista de ambas protagonistas, lo que facilita al lector la posibilidad de inmiscuirse completamente en la narración, conociendo de primera mano las diferentes percepciones de Eva y Lucía ante un mismo hecho. También encontramos saltos espacio-temporales que nos ayudan a comprender mejor las razones que llevan a las dos protagonistas a distanciarse, precisamente ellas, que siempre fueron una.

Los besos no se gastan es un maravilloso viaje al pasado, que nos arrastra a los veranos en el pueblo, a recordar el primer beso y a querer volver a disfrutar de aquellas canciones con las que comenzábamos a enamorarnos. Pero esta novela también es un relato desgarrador sobre la inmediatez y la arbitrariedad de la vida, sobre la necesidad de disfrutar de las personas que nos rodean y de no olvidarnos de disfrutar cada uno de los momentos que vivimos, porque son únicos y merecen ser recordados.

Un libro fresco y natural, de prosa sencilla y directa que relata una historia entrañable que te encantará si te sientes algo nostálgico. Entre sus páginas encontrarás la posibilidad de volver al pasado, pero sin perder de vista el presente. Porque todos algún día fuimos niños que quisimos crecer rápido para convertirnos en adultos, sin saber la responsabilidad que la madurez conllevaba.

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Catorce Lunas, Varias autoras

Catorce LunasHoy vengo con uno de esos libros que merece la pena leer sólo por el proyecto en el que se enmarcan. Catorce Lunas es el resultado del trabajo conjunto de 14 autoras que decidieron unir su capacidad creativa y el poder de sus plumas con un fin benéfico: donar todos los beneficios que suponga la venta del texto a la Cruz Roja. Esta antología de relatos juveniles nos llega de la mano de Ediciones Kiwi.

Catorce Lunas se presenta pisando fuerte, con un prólogo de excepción firmado por el mismo Blue Jeans, autor de libros como Canciones para Paula o ¡Buenos días, princesa! entre otros. Como su título parece indicar, esta antología se conforma de 14 relatos totalmente independientes que siguen el patrón de un hilo conductor muy especial. La artífice que maneja espacio, tiempo y relatos es una entrañable bruja que se ve obligada a hacer frente a un reto muy complejo en un tiempo límite: lograr que las historias atrapadas en los libros de la biblioteca sobrevivan al fuego de la hoguera que amenaza con calcinar hasta los cimientos de su hogar.

Nos encontramos ante un libro de lectura muy ágil que entremezcla ficción y realidad y crea un mundo en el que los seres paranormales conviven, a veces desembocando en situaciones extremas, con simples seres humanos. Lobos, espectros, vampiros y el mismo demonio comparten protagonismo con adolescentes y personajes de la nobleza. Saltamos de un escenario a otro sin prácticamente darnos cuenta, atravesando también la barrera temporal, que nos lleva del presente al pasado sin que suponga un corte brusco en la narración. Mención especial, pues, a la habilidad de la escritora que teje la historia que estructura y conecta estos 14 relatos sin que entorpezca la lectura.

Si te gusta la fantasía y los relatos cortos, Catorce Lunas es una elección más que acertada para una lectura de fin de semana, máxime teniendo en cuenta el carácter benéfico de la iniciativa. Siempre podrás sentirte orgulloso de haber invertido 16€ no sólo en cultura sino en, además, ser parte de uno de los proyectos de la Cruz Roja gracias al altruismo de estas escritoras.

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El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, Ransom Riggs

El hogar de Miss PeregrineElegí este libro buscando algo que me introdujese un poco en las historias de terror, pensaba que iba a ser el típico relato plagado de curiosidades, datos morbosos e historias que rozan el surrealismo pero que durante años se han tomado como verdaderas. Y bueno, me equivoqué de lleno. En lugar de eso me encontré con una novela con tintes paranormales y dirigida principalmente a un público juvenil.

El hogar de Miss Peregrine para niños extraordinarios cuenta la historia de Jacob Portman, un joven norteamericano que ve pasar los días tras el mostrador de una de las muchas tiendas que posee su familia. Preferiría estar en cualquier lugar antes que continuar con el negocio familiar y, por ello, no pierde oportunidad de provocar situaciones que a cualquier otro empleado le hubiesen supuesto el despido. Pero a él no. Hasta que un día recibe una misteriosa carta que le abre un paraíso de posibilidades, brindándole la excusa perfecta para cambiar de vida.

Jacob creció escuchando las extrañas historias de su abuelo, Abraham Portman, con quien le unía un vínculo muy especial. Niñas que levitaban, chicos con extrañas cabezas y habilidades muy peculiares eran algunos de los misteriosos y extravagantes protagonistas que acompañaron a Jacob durante toda su infancia. Y después creció, dándose cuenta de que no había nada de mágico en las historias de su abuelo, tan sólo relatos repletos de mentiras que un día creyó con ilusión. Pero, si todo en lo que creía resultó ser mentira, ¿por qué la carta dirigida a su abuelo hace más de 50 años habla de todos esos personajes como si fuesen reales? ¿Cómo ha llegado hasta él ese texto escrito por alguien que supuestamente nunca existió? ¿Y por qué precisamente ahora? La única forma de encontrar respuestas es viajar al lugar desde el cual se envió la carta fechada en 1940, una pequeña isla al otro lado del mundo, en Gales, donde creció su abuelo.

Ransom Riggs crea una de esas historias que te provocan ternura sin tan siquiera proponérselo. Y, aunque la historia no termina de enganchar al lector, es cierto que cuenta con muchos argumentos a favor. Por un lado, el material extra que acompaña al libro, sin duda el gran punto fuerte de la novela. Entre las páginas y como complemento de la historia se adjuntan las misteriosas fotografías que Abraham le enseñaba a su nieto de pequeño. Por otro, ficción y realidad se dan la mano a la perfección en esta novela, mezclando sucesos históricos con relatos inventados para crear el escenario perfecto en el que desarrollar los hechos.

El hogar de Miss Peregrine para niños extraordinarios es una novela muy bien escrita con un lenguaje llano que facilita muchísimo la lectura. Las fotografías que ilustran la novela dan al lector la sensación de ser parte de la historia y, como a Jacob, le hacen preguntarse la posibilidad de que realmente hayan existido todas esas personas de las que hablaba su abuelo. Un libro con la medida justa de misterio, fantasía y sucesos paranormales que, pese a no terminar de coger buen ritmo en la historia principal, deja en el lector una grata sensación tras su lectura.

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La sombra de la noche, Deborah Harkness

La sombra de la nocheEl verano pasado estuve llevando conmigo a todos lados el libro electrónico porque allí tenía la versión epub de El descubrimiento de las brujas, la primera parte de la Trilogía de las Almas. Prácticamente todo el tiempo libre que tenía en Agosto lo dediqué a leer esa primera novela introductoria que me hacía abstraerme completamente de mi entorno, como mis amigos me hicieron ver muchas veces. Pero no hubo manera, el libro me llamaba por mi nombre, de verdad, me incitaba a seguir adentrándome en un mundo de brujería, vampiros y daimones y a querer desesperadamente formar parte de él.

Así que me vais a perdonar porque no voy a poder ser imparcial. Me enamoré profundamente de la primera parte y esperé con ansias difícilmente comedidas esta segunda entrega. Y ya puedo afirmar que ha valido la pena. La Sombra de la Noche nos lleva a adentrarnos en el Londres victoriano de 1590 de la mano de la historiadora, Diana Bishop y su marido, el científico genetista Matthew Clairmont. Allí, la bruja y el vampiro emprenden un largo camino en la búsqueda del Ashmole 789, un manuscrito sobre alquimia y brujería que parece tener todas las respuestas sobre la creación de las especies, no sólo la humana, sino también las mágicas, como es el caso de las brujas, los daimones y los vampiros.

En ese viaje al pasado Diana tendrá no sólo que buscar el gran manual de alquimia perdido, también encontrarse a sí misma y sobrevivir en una sociedad patriarcal muy diferente a la que ella conoce. Allí tendrá que poner a prueba sus amplios conocimientos sobre historia, contener su temperamento y aceptar que la independencia de la que goza en el Oxford del siglo XXI se convierte en sumisión y discreción en el Londres de la Reina Isabel I Tudor. La más reciente bruja del linaje de los Bishop tendrá que aprender a la fuerza a controlar sus poderes, que han estado ocultos tantos años y, además, pasar desapercibida en una época donde las brujas son perseguidas y ajusticiadas públicamente. De gran ayuda será Matthew, quien goza de reconocimiento y poder en el Londres victoriano, así como de su grupo de amigos, entre los que se encuentran algunos de los personajes más relevantes de la época. Dramaturgos, astrónomos, nobles y hasta el mismísimo William Shakespeare formarán parte del entorno de Diana que se convertirá en parte de esos acontecimientos históricos que durante años ha estudiado en la universidad. Ha llegado el momento de dejar de estudiar la historia para comenzar a vivirla y tener muy en cuenta que, todo cambio que se introduzca en el pasado tendrá inevitablemente sus consecuencias en el futuro. ¿Serán capaces Matthew y Diana de no cambiar el curso de la historia y regresar al presente sin haber interferido en los acontecimientos más relevantes de la Europa del siglo XVI?

Deborah Harkness, la autora de esta maravillosa saga es escritora e historiadora y ha dedicado gran parte de su vida al estudio y la especialización en ritos mágicos de la Europa Medieval y renacentista. Esto es algo que, definitivamente, se plasma a la perfección en cada uno de los detalles de sus libros. Pese al importante componente histórico de las novelas, ni la primera ni la segunda entrega de esta saga se convierten en manuales de texto sobre historia. Harkness confecciona un mosaico histórico apto para todos los públicos y conocimientos, dotando de gran simpleza a los más importantes y complejos sucesos históricos. Aventuras palaciegas, disputas entre escritores e historias renacentistas se intercalan a la perfección con la trama principal, la historia de Diana Bishop y su linaje de brujas.

El ritmo de lectura es ágil para las casi 800 páginas que se leen sin que prácticamente el lector sea consciente del volumen del libro. La historia absorbe al lector hasta tal punto de llegar a introducirle en las calles sin asfaltar del Londres de los Tudor, sintiéndose un miembro más de las discusiones literarias de William Shakespeare o Christopher Marlowe y partícipe de los akelarres nocturnos de la protagonista. Un libro con una prosa cuidada y elaborada, sin artificios innecesarios y que deja al lector una sensación indescriptible de vacío y anticipación ante la espera de la que, se supone, será la última entrega de la saga.

Si quieres hacerte un favor y eres capaz de sobrevivir sin hiperventilar al primer impacto que causan las más de 1.500 páginas que suman El descubrimiento de las brujas La sombra de la noche, hazte lo antes posible con ellos y déjate llevar por la magia que desprende la pluma de Deborah Harkness. Me hago responsable de todo lo que tengas que decirme después.

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Te llevaré a un lugar donde todo es posible, Laurent Gounelle

Te llevaré a un lugar donde todo es posibleNo voy a aprender en la vida. No paro de repetirme a mí misma que está mal anticiparse, crearse expectativas y tener ideas preconcebidas en base a libros anteriores. Pero nada, que no hay manera. Es por eso que, ignorando todo pensamiento racional, me dispuse a leer lo último de Laurent Gounelle esperando que me gustase tanto como No me iré sin decirte adónde voy, su anterior libro. Y craso error.

Te llevaré a un lugar donde todo es posible es un libro que habla de rencor, de destrucción y de venganza. Laurent Gounelle nos lleva a la selva amazónica para ver la decadencia y la pérdida de cordura de un hombre que lo ha perdido todo. Ese es Sandro, profesor universitario de filosofía en Nueva York que recientemente ha perdido a su mujer. Y su única obsesión desde entonces es la de hacer pagar a los indígenas por la muerte de su pareja, sometiéndolos a las más extremas torturas, llevándoles al abismo del dolor y la desesperación. Y para ello contará con la ayuda de un grupo de ex-mercenarios, que ya acompañaron a su mujer en la expedición que la llevó a la muerte.

El problema de este libro es que parte de una premisa muy compleja: ahondar en lo más primitivo del ser humano. Porque eso es lo que Gounelle pretende con esta novela, acercarnos a los sentimientos destructivos fruto de la ira y la desesperación, mostrarnos las vilezas que el ser humano está dispuesto a cometer por venganza, incluso aunque ello suponga desprenderse de toda ética y moralidad posible. Y es por eso que la trama principal queda difuminada en un segundo plano, siendo eclipsada en todo momento por las reflexiones del protagonista. En todo momento el lector es partícipe de los cambios actitudinales que experimenta Sandro, así como de la lenta pero continua destrucción de sus esquemas mentales. Las cosas nunca son lo que parecen, y eso también es aplicable en la más remota de las tribus amazónicas.

Un relato repleto de consejos para la vida, reflexiones sobre el ser humano y filosofía barata, salpicado de algunos diálogos que sólo hacen que entorpecer el desarrollo natural de la trama de fondo. A ello se suma un final incompleto que rezuma premura, como si al escritor le hubiesen entrado las prisas por terminar el libro.

Pero no todo es negativo ya que lo cierto es que Gounelle presenta en esta novela un claro examen de conciencia para todos los lectores, que inevitablemente durante la lectura establecerán claras referencias con su propia experiencia vital. En Te llevaré a un lugar donde todo es posible se presenta una verdadera crítica del sistema capitalista, de nuestros hábitos, nuestros comportamiento y nuestro estilo de vida. Una mordaz imagen que nos presenta como a seres que estamos siendo despojados de toda humanidad y sucumbiendo al ritmo frenético y despiadado que nos marca la sociedad, llevándonos a olvidar a las personas que nos rodean para centrarnos única y exclusivamente en satisfacer las demandas y necesidades individuales.

Si no os gustan los panfletos con aires filosóficos y consejos para ser una mejor persona, manteneos alejados de esta novela. Si por el contrario os gustan las frases de libreta de citas, las reflexiones sobre la existencia y la esencia del ser humano y las respuestas a las clásicas preguntas sobre la vida de todo individuo, conseguid pronto un ejemplar, eso sí, no esperéis un gran final.

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La vida imaginaria, Mara Torres

La vida imaginariaCualquiera que me conozca sabe que no soy una fanática de los premios literarios y, generalmente, suelo mostrarme muy escéptica con el fallo del jurado. Eso no quita que una tenga sus manías -y un TOC muy serio- y por ello me vea habitualmente arrastrada a leer los premiados o finalistas. Y doy gracias a Santa Rowling por ello.

Mara Torres ha conseguido con La vida imaginaria hacerme recuperar la fe en los nuevos talentos. Me acerqué con muchísima cautela al relato que plantea este libro y desde la primera página tuve que aceptar que esta vez me había equivocado. Fortunata Fortuna, (Nata en las distancias cortas) la protagonista, consigue cautivarnos con su historia de desamor, abandono y dudas. Porque si algo queda patente desde el primer capítulo es que, queridos míos, Nata somos todos. Y precisamente eso es lo que hace tan especial a este libro, el hecho de que podamos identificarnos con tanta facilidad con los sentimientos, miedos y frustraciones de la protagonista. ¿O me vais a decir que vosotros no habéis sentido ese vacío que provoca el amor cuando se termina? Eso mismo le sucede a Nata cuando Alberto, (Beto para los amigos) la deja. Y es que, a diferencia de lo que sentimos en esos momentos, el mundo nunca deja de girar tras una ruptura. El tiempo no se para, las canciones que eran vuestras siguen sonando en la radio, los sitios que visitasteis juntos siguen siendo testigos del surgir de nuevos amores y vuestros amigos se van a cansar de escuchar todos y cada uno de los razonamientos sobre lo ilógico del comportamiento de tu ex.

Beto se ha marchado y Nata tiene que sobreponerse a ello, aunque secretamente siga esperando su regreso. Porque algo está claro, no se puede superar tan rápidamente a alguien que te ha prometido nunca dejar de quererte. Y gracias a esta necesidad de encontrarse a sí misma, de buscar respuestas lógicas a lo que ha sucedido, nosotros nos adentramos en el día a día de Nata, presenciando sus esfuerzos por salir a flote, por olvidar -o recuperar- al gran amor de su vida y restablecer la calma en su, ya de por sí, ajetreada vida. El problema es que ello nos lleva, inevitablemente, a conocer mejor a Nata y puedes odiarla o amarla. Es fantasiosa, algo insulsa y, generalmente, propensa a tomar la peor opción posible ante cualquier situación.

Mara Torres es una galardonada periodista, además de tener formación académica relativa al mundo de la Lengua y la Literatura. Actualmente trabaja en televisión, aunque acumula un gran bagaje en el ámbito radiofónico. Y todo ello queda perfectamente patente en el tono de su primer libro. El estilo directo de la novela facilita su lectura, Nata cuenta en primera persona y a modo de diario los sucesos que tienen lugar después de la ruptura. Algunos criticarán, precisamente, el lenguaje coloquial empleado en la novela, quizá no muy propio de un finalista al Premio Planeta. Porque eso es cierto, La vida imaginaria es un relato con una prosa nada elaborada que presenta diálogos perfectamente reconocibles para la mayoría de lectores. Es un fiel reflejo de los comentarios, pensamientos y situaciones que se pueden escuchar a pie de calle, a la salida de un instituto o en el mismo mercado, sólo que pronunciados por treintañeros reacios a abandonar la adolescencia.

Si buscas un gran relato literario, como podría esperarse del libro que pudo arrebatarle el galardón Premio Planeta 2012 al consagrado Lorenzo Silva, ciertamente encontrarás en La vida imaginaria muchas carencias. Si lo que estás buscando es un libro desenfadado, con personajes planos que despertarán tu empatía y una historia romántica-cómica sobre las relaciones actuales, aquí tienes tu opción para una tarde de domingo. Porque La vida imaginaria es el libro que todos podríamos haber escrito, la historia de amor (y desamor) que todos hemos vivido y el relato pseudoadolescente y tragicómico que a nadie le molesta leer.

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Nadie se salva solo, Margaret Mazzantini

Nadie se salva soloEl libro que traigo hoy ha sido uno de los más difíciles de conseguir hasta la fecha. Mi historia con Nadie se salva solo se remonta  a la primera vez que me encontré con la portada en una librería. Me enamoré profundamente del título y la sinopsis sólo hizo que confirmar lo que ya temía: necesitaba leer ese libro, porque era perfecto para mí en esos momentos.

Delia y Gaetano eran pareja, pero ya no lo son. […] Son jóvenes aún, podrían tener la oportunidad de volver a empezar. Sueñan con tener paz pero, al mismo tiempo, les inquieta y les seduce lo desconocido. ¿En qué se equivocaron? No lo saben. La pasión del comienzo y la rabia del final están todavía peligrosamente cercanas.

Llevaba meses persiguiéndolo por las librerías, siguiendo su huella en cualquier sitio que entraba y rastreando on line hasta que por fin me hice con un ejemplar. Y como me suele suceder siempre, no es bueno tener tantas expectativas previas.

Margaret Mazzantini regresa con una novela que disecciona las relaciones humanas, concretamente la historia de amor convertida ahora en desamor de Delia y Gaetano. Los dos protagonistas, ahora separados, quedan para cenar en un restaurante con la finalidad de discutir el reparto de las vacaciones de los dos hijos que tienen en común. En el mismo lugar, a sólo una mesa de distancia, se encuentra un matrimonio de ancianos que representan todo lo que ellos han perdido: la felicidad, el cariño, la confianza y el respeto mutuo. Así, durante el desarrollo de la cena, Mazzantini nos da a conocer de una forma muy original todos los datos necesarios para comprender el declive de la pareja.

Entre platos, vino y postres Delia y Gaetano comparten reproches y diferentes puntos de vista sobre situaciones vividas en pareja. Su relación con los hijos, las desventuras con la suegra o los problemas de infancia que les dejaron cicatrices imposibles de borrar y que, con el paso de los años, han ayudado a destruir lo que con tanto esmero crearon en su juventud.

Pese a lo genuino del formato que presenta Mazzantini, lo cierto es que el libro se lee de forma muy lenta, instalando en el lector la sensación de que las horas no pasan y la cena nunca termina. El ritmo con el que se pasa del presente al pasado a través de los recuerdos de ambos protagonistas es vertiginoso y, en muchas ocasiones, confunde y entorpece la lectura. La prosa, eso sí, es acertada y directa, demostrando una vez más que la escritora, además de actriz, está acostumbrada a comunicar sentimientos y emociones.

Si buscas una novela romántica, con grandes y trepidantes acciones y profundos diálogos, definitivamente Nadie se salva solo no será una buena elección. Si, por el contrario, te decantas por la introspección, los finales abiertos y cierto toque intimista, te perderás sin problemas entre las páginas de un libro que muestra la crudeza y la erosión del primer amor.

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No y yo, Delphine de Vigan

No y yoNo y yo es uno de esos libros que, sin hacer mucho ruido, llegan a tu vida para dejar huella, sin que tan siquiera lo esperes. A priori su portada no hace presagiar el maravilloso relato que sus páginas esconden.

Delphine de Vigan le plantea al lector una historia de amistad sin barreras, un cruce de dos realidades muy diferentes que colisionan para demostrar que hay imposibles que no lo son y que lo preestablecido se puede poner a prueba. Lou, la protagonista de esta historia, es una adolescente extremadamente inteligente que vive a caballo entre el mundo de los adultos y el de los niños, sin terminar de encajar en ninguno de los dos. Su carácter atípico, el hecho de ser superdotada, su manía por coleccionar palabras, observar a la gente y devorar enciclopedias buscando respuestas a todas las preguntas que se amontonan en su cabeza le impiden relacionarse con normalidad entre los chicos de su colegio. Hasta que aparece No.

¿Por qué las cosas son como son y no pueden ser de otra manera? Eso mismo se pregunta Lou cada vez que se cruza con No en la calle, a la misma hora, con la misma ropa y en el mismo lugar. Mendigando con la cabeza baja y desprendiendo un halo de rebeldía hacia el mundo. Y es entonces cuando Lou decide que salvar a la chica salvaje de las duras calles de un París que se mantiene indiferente ante la pobreza, será su particular proyecto de investigación.

La historia está narrada de forma excelente en primera persona, observando el mundo desde los ojos de la pequeña Lou. Siendo partícipes de las reflexiones que hace sobre la sociedad y sus problemáticas así como los sentimientos y dudas que ello le genera. Así nos adentramos en su hogar, descubriendo una familia desestructurada incapaz de superar los obstáculos que la vida les ha ido poniendo. Los personajes secundarios en este relato no logran eclipsar ni por un momento el papel de Lou y No, verdaderas protagonistas de la historia, más bien sirven como elemento para canalizar el potente vínculo que surgirá entre las dos adolescentes. Es el caso de Lucas, un chico dos años mayor que Lou y cuya personalidad se encuentra a mitad camino entre las dos protagonistas.

No y yo es una historia que rezuma ternura y dureza a partes iguales. Un libro apto para todos los públicos que, pese a estar dirigido principalmente a los adolescentes, no duda ni un momento en plantear la realidad tal cual es: cruda y despiadada. La pobreza existe, las calles están llenas de personas que lo han perdido todo y nosotros nos cruzamos día a día con ellos sin tan siquiera reparar en su presencia. ¿Podrá una niña de 13 años enfrentarse sola a una sociedad egoísta e indiferente y cambiar las cosas? ¿Quedará todo diluido en el típico sueño adolescente de cambiar el mundo y convertirlo en un lugar mejor? Sea cual sea el desenlace, tras la lectura de esta novela y después de lidiar con el sentimiento de culpa, tristeza y concienciación que se asientan en nuestro ser, es importante recordar que el mundo es para los valientes.

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Los capullos no regalan flores, Moderna de Pueblo

LCNRFPara todos los lectores hoy es un día especial y yo lo he celebrado de la mejor forma posible: leyendo. He decidido pasear por la ciudad y entrar en todas las librerías que surgiesen a mi paso, perderme por sus recovecos y dejarme envolver por los centenares de ejemplares apilados en las estanterías. Y así lo he hecho. Ha sido genial ver las calles repletas de rosas y literatura.

No he podido evitarlo y, pese a que he comprado dos títulos y me han regalado otro par -con su debida rosa de Sant Jordi- mientras esperaba a mi acompañante para comer, he decidido leer este libro que me llamaba desde la sección «Más vendidos» de unos grandes almacenes.

¿Qué os voy a decir de Los capullos no regalan flores? Si habéis leído mi reseña de Soy de pueblo. Manual para sobrevivir en la ciudad. sabréis que me encantó lo que Raquel Córcoles y Marta Rabadán hicieron bajo el pseudónimo Moderna de Pueblo. Y esta vez no ha sido para menos. El actual título se presenta como una suerte de continuación de aquel Soy de pueblo que ya nos enamoró. En este caso ha pasado ya el tiempo y Moderna de pueblo ha conseguido sobrevivir a la ciudad pero es sólo el primero de los muchos niveles que tendrá que superar si quiere salir con vida de la Jungla de Asfalto. Porque sí, en la ciudad también hay hombres y ¡sorpresa! son igual o más capullos que los que podía encontrar en el pueblo. Ojo, que yo sólo parafraseo a Moderna de pueblo.

Es inevitable soltar más de una carcajada al ver tan acertadamente representados a cada uno de los amigos de tu grupo, sus reacciones ante los dramas amorosos y hasta la camiseta comprada en aquella web americana con el logo de Twin Peaks. Gráficamente Los capullos no regalan flores no sorprende pero sí gana puntos la elaboración textual respecto al título anterior. Diálogos más elaborados, frases que a todos nos resultarán conocidas y muchas referencias a la cultura hipster y a la corriente cultureta que tan iguales nos hace parecer a todos.

Los capullos no regalan flores es un libro indispensable para todas las mujeres que quieran sonreír al ver reflejadas todas y cada una de las situaciones amorosas que les ha tocado vivir. Es un soplo de aire fresco que recrea con sorna y mucha sátira esos momentos de tristeza existencial en los que creemos que vamos a morir de amor. Y no os voy a engañar, es una purga maravillosa para destilar todo ese odio acumulado. Si eres hombre, tampoco te alejes mucho del ejemplar pues seguro te reconocerás en muchos de los comportamientos que presentan los protagonistas. Y no nos olvidemos de que es muy fácil culpabilizar al otro y representar el papel de víctima, pero todos hemos cruzado la línea alguna vez para convertirnos en el verdugo.

Muy recomendable para aquellos que quieran pasar un buen rato, reír en voz alta o analizar desde fuera al prototipo de personaje en el que nos convertimos por amor. Que sí, de verdad, que a todos nos suceden las mismas cosas, aunque nos creamos únicos. Ideal para salir de una ruptura, para hacer un regalo poco comprometido y para diseccionar entre amigos.

¡Feliz Día del Libro! Feliç Sant Jordi!

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Brújulas que buscan sonrisas perdidas, de Albert Espinosa

Brújulas que buscan sonrisas perdidasNo es fácil hablar de este libro sin dejarme influenciar por las opiniones que me han generado sus anteriores títulos. Porque yo he de confesar que, de Albert Espinosa, lo he consumido todo. No me pidas que te bese, porque te besaré; El mundo amarillo; Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yoSi tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven. También en cuestión de cine no me resistí a Planta 4ª, Héroes o su Polseres Vermelles en TV3 (Pulseras rojas para aquellos que vieron la adaptación de Antena 3). Vamos, lo que os decía, que la prosa de Albert y yo somos viejos conocidos. Y esto es un arma de doble filo. Porque cuando te enfrentas a una nueva obra de un escritor que, en cierta forma te es cercano,  pues tienes expectativas.

Y tengo que reconocer que en este caso, Brújulas que buscan sonrisas perdidas no me ha defraudado como sí me pasó con algún título anterior. En este libro Albert Espinosa nos invita a pasear a través de los recuerdos de Ekaitz, el protagonista de la historia, que se enfrenta a varios acontecimientos que le hacen replantearse los hechos más relevantes de su vida. Gracias a su necesidad de recordar, podemos ver que la vida de Ekaitz no ha sido fácil y así nos adentramos, casi en secreto, en una historia de dolor, de pérdidas, de tristeza y de culpa. Viajamos a la más tierna infancia del protagonista a través de sus flashbacks para colarnos en los momentos que le marcaron, hasta el punto de convertirle en la persona que es hoy en día. ¿Pero qué pasa cuando la historia que uno cree conocer no se ha desarrollado exactamente como la recuerda? ¿Cambiará también nuestra personalidad al ver desde otro prisma las experiencias que cincelaron nuestra forma de ser?

En esta obra se aprecian algunos de los elementos recurrentes en la literatura de Espinosa, como son las enfermedades degenerativas y terminales. En este caso, además del cáncer, también aparece el Alzheimer o una extraña enfermedad genética. Del mismo modo, es habitual encontrar referencias existencialistas y reflexiones sobre la propia vida que llevan a muchos a enmarcar -en mi opinión erróneamente- a las novelas de Albert Espinosa en la sección de autoayuda.

Puede gustar o aborrecer, pero Albert Espinosa se mantiene fiel a su estilo, presentándonos en Brújulas que buscan sonrisas perdidas un texto repleto de mensajes positivos que incitan al lector a superarse. Una literatura directa, sin florituras ni complicaciones, donde se habla sin tapujos de sentimientos, de anhelos y de miedos. De familia, de venganza, de sinceridad, de muerte y de vida, de pérdidas, de segundas oportunidades. Un texto accesible para todos los públicos, sin complicaciones que es, a fin de cuentas, lo que pretende conseguir el escritor: hablar de superación, mostrar soluciones.

También hay pegas, claro, pero esto ya pertenece más a mi particular manía de encontrar errores con los que poder juzgar la labor del corrector. No me hagáis mucho caso pues es todo pura envidia ya que, secretamente, de adolescente aspiraba a ser parte del gremio. Parece ser que, como viene siendo habitual en este autor, muchas veces se olvida de que estilo directo y sencillo no es sinónimo de pobreza expresiva o descuidar los aspectos textuales. No pasará desapercibido, tanto para el nuevo como asiduo lector, que una vez más se abusa de los puntos suspensivos, siendo prácticamente imposible encontrar una sola página sin este recurso. Está bien el uso, pero no el abuso.

Al final, la valoración es muy positiva. Es un libro sencillo y efectivo a la hora de sacar una sonrisa y también de derramar alguna lágrima. Como siempre, una vez superado el momento emotivo, queda un buen sabor de boca tras su lectura y una actitud positiva respecto a la vida. Porque no importa las veces que nos perdamos en el camino mientras intentamos ser nosotros mismos,  siempre tendremos brújulas que nos ayuden a encontrarnos.

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